30 may 2016

Premio a la práctica docente

Cuando estás en un auditorio lleno de gente y comienza la entrega de premios, nunca piensas que será tu nombre el primero que mencionen.

Estábamos en Logroño en el IV Congreso Internacional de Tecnologías Emergentes y Sociedad (CITES) organizado por universidad donde desempeño mi labor desde hace ya casi 7 años, la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), cuando se iniciaba la entrega de premios al profesorado. Oír mi nombre tras el sencillo epígrafe de "premio a las mejores prácticas docentes en el aula", hizo que esa sencillez se transformase en un GRACIAS muy grande a todos los estudiantes que llenan mis aulas, pero no solo a los de hoy, o a los de ayer, sino a los de siempre, porque gracias a ellos me considero maestra, porque sin ellos nunca hubiese descubierto que cada día me queda mucho por aprender para luego poder enseñar.


Por alguna razón,  mientras recorría el camino hacia el escenario venían a mi cabeza las palabras de Teresa de Calcuta,

Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.

Y eso ha sido quizá porque en las últimas semanas, algunos de los muchachos de aquellos inicios como docente, han vuelto a mi vida y han removido un poco esa vocación que a veces cuesta mantener activa completamente como la llama de la vela que titila.
No me creo más merecedora de este premio que muchos de los compañeros que me acompañaban en la sala, hay grandes docentes en las aulas y por ello, es de recibo compartir un poco de aquella mención con todos, porque un premio no es de uno, sino de varios con los que aprendo cada día a ser mejor "profe".

Pero haciendo un acto reflexivo, confieso que cada día intento ser un poco mejor que ayer, analizando mi propia práctica. Quizá sea esta una de las grandes ventajas de la formación online, que puedo ver mis clases a posteriori, al igual que las de algunos de mis compañeros, en un acto de "analizar la propia práctica para volver a la formación" (palabras de mi compañera matemática Nuria Joglar, con la que en poco tiempo, también he aprendido mucho). Valorar la propia praxis desde una perspectiva crítica y constructiva, puede ser una forma de mejorar, de incorporar recursos, de variar usos de las herramientas, de... mostrarse inquieto a cada paso en cada momento que pasas con estudiantes o a solas frente al ordenador.

Así pues no me queda más que compartir este premio, con mi familia a la que robo tantos momentos vividos, con mis estudiantes a los que debo lo que soy como docente, con mis compañeros -tanto docentes como no docentes- que deberían tener un poquito de esa mención y a la UNIR, por permitirme sentir infinitamente bien sobre aquel escenario donde el aplauso fue como un afectivo abrazo, que todos necesitamos de vez en cuando.

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca
hay que medir, pesar, equilibrar...
... y poner todo en marcha.


Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino, un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar mientras uno trabaja,
que esa barca, ese niño,
irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia pueblos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.
Gabriel Celaya

2 comentarios:

  1. Hola Blanca..
    Soy uno de tus afortunados alumnos de la UNIR
    Es un privilegio encontrar docentes con tu compromiso y dedicación como tu que representan la cara mas liberadora e integradora del conocimiento.

    MILES DE GRACIAS

    Natxo Zarazua (ADE)

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  2. Fue un gusto compartir con vosotros unos minutos la otra noche. Mil gracias por todo.
    Nunca dejes de buscar, de aprender, de ... ser.
    Un abrazo para ¡los dos!

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